Un conservatorio sin auditorio
Repasamos la historia del centro donde se encuentra el Conservatorio Superior y el problema de no tener un lugar acondicionado para audiciones o conciertos.
En el número 48 de la calle Baños en Sevilla se encuentra el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. Anteriormente, esta institución de enseñanza musical estaba situada en lo que hoy es el Conservatorio Cristóbal de Morales, donde se imparten estudios básicos y profesionales.
Otrora, el edificio que alberga el Conservatorio Superior tiene más historia de lo que muchas personas se piensan y aquí vamos a contar un poco sobre ella y también sobre una problemática existente para el centro y su alumnado.
Cuando uno pasa por la puerta del conservatorio puede ver cómo existe un letrero en el que pone ‘Antiguo convento del Carmen’. Cierto es que la inmensa mayoría de los sevillanos conocen este lugar por la función de cuartel militar que tuvo desde finales del siglo XIX hasta 1978. Posteriormente fue rehabilitado y convertido en conservatorio a partir del año 2002 además de ser la sede de la Escuela de Arte Dramático de Sevilla.
La historia de este edificio comienza alrededor del siglo XV cuando se construye como Convento Casa Grande del Carmen, de estilo renacentista y que vivió su época de máximo esplendor en los siglos XVI y XVII. Tal fue la importancia de este lugar que varias hermandades que procesionan en Semana Santa fueron fundadas allí. Algunas de ellas fueron la hermandad de la Quinta Angustia, la hermandad de las Siete Palabras y la hermandad de la Soledad tuvo una capilla en este lugar (en la calle Goles aparece un cartel haciendo referencia a este dato).
Además, muchos de los elementos artísticos que por ejemplo podemos ver en la iglesia de San Vicente parecen ser que provienen del antiguo convento, como por ejemplo el titular de la Hermandad de las Penas, un nazareno caído pensado primitivamente para una hornacina del convento. También destacan los titulares de la hermandad de la Quinta Angustia aunque primitivos.
Si nos pasamos al apartado pictórico, este convento albergó obras que tristemente hoy no tenemos a disposición en la ciudad de Sevilla. destacan entre otras muchas obras de Murillo y Velázquez. Del primero mencionamos a una ‘Virgen con niño’, actualmente en la galería del palacio Pitti en Florencia. En la colección Wallace de Londres está ‘Los desposorios de la Virgen’. De Velázquez estuvieron las obras ‘San Juan Evangelista en Patmos’ y la ‘Inmaculada Concepción’, hoy visitables en la Galería Nacional de Londres.
Se cree a ciencia cierta que el retablo del altar mayor fue trasladado y colocado, aunque de forma distinta en la iglesia de Santa Marina, que terminó perdiéndose en la Guerra Civil de 1936. El edificio tiene dos patios que fueron los claustros que, aunque variados por sus distintas reformas son muy recomendables para visitar. Por último, en material literaria también sufrió este centro grandes pérdidas con la invasión napoleónica aunque se conservan otros muchos ejemplares repartidos en distintas bibliotecas.
Todo lo que anteriormente hemos comentado sufrió muchos cambios y perdidas por dos motivos. El primero fue la invasión francesa en 1810, cuando el ejército del país vecino arrasó con todo el patrimonio que pudo e incluso llegó a usar la capilla de la soledad como cuadra para los animales, como bien cuenta José María de Mena en ‘Tradiciones y leyendas sevillanas’. el convento volvió a abrir en 1812, volviendo las hermandades de nuevo pero un nuevo varapalo ocurrió en 1835, donde fue desamortizado y fue cayendo en declive hasta su cierre definitivo en 1868. Posteriormente, como se ha mencionado arriba, pasó a ser un cuartel militar.
Para finalizar, queremos ahondar en una problemática que tiene este centro y que las autoridades parecen ser, hacen caso omiso. Siendo un conservatorio superior de música donde se abarca los estudios finales de la tan larga carrera de música, no tiene ningún espacio habilitado para poder realizar correctamente las audiciones o conciertos correspondientes.
Para ello se utiliza el aula más grande que tiene el centro, la catorce, situada arriba de la biblioteca. Pero lo curioso es que hay un espacio tapado por completo y que solo es visible mediante los planos del edificio. Para que se hagan una idea, si uno entra en el conservatorio se encuentra un ala donde están las escaleras (una de ellas da a una pared), secretaría, dirección y otros departamentos. Bien, pues si se continúa andando se da a un pasillo que comunica con el patio. Mirando al patio en mitad del pasillo se encuentra a la izquierda la biblioteca, pero a la derecha está la asociación de alumnos.
Este lugar es digno de admirar ya que es un cuarto más bien pequeño, apuntalado y que parece de todo menos un lugar de reunión de alumnos. Continuando con la explicación, detrás de esta asociación se encuentra la antigua capilla del convento, cerrada a cal y canto, convertida con el paso de los años en un palomar. De hecho, la torre del campanario es una gran desconocida que también es asilo de estas aves.
El edificio fue declarado a comienzos de los años 90 del siglo pasado como Bien de Interés Cultural, por lo que la administración debe ser la encargada de velar por la conservación del centro. Es una triste realidad que se encuentre un espacio tan amplio y grande, aunque no tenga ninguna ornamentación de lo que fue, cerrado a cal y canto cuando se podría construir una gran sala donde poder realizar audiciones, conciertos y en definitiva, promover y dar a conocer a los integrantes de este centro que se preparan para ser futuras y futuros músicos profesionales.